Johnny Ashwell: “Si la oportunidad de Pinilla la tiene Vargas o Sánchez, era gol”

Johnny Ashwell II (8-jul-2014)

 

 

El gerente general de Unión Española rememoró con CiudaddelDeporte.com su vida en Viña del Mar y calibró a la Roja de la última década.

“Me siento totalmente viñamarino, tengo los mejores recuerdos de la ciudad y de mis cuatro años en Everton. Me casé con una viñamarina (Rosario Alegría) y mis tres últimos hijos nacieron en la CIUDAD DEL DEPORTE: Cristián (27), Macarena (24) y Rosario (21). Además, mi carrera como ingeniero comercial la inicié en el casino, donde trabajé quince años. Estoy muy ligado a Viña del Mar, una ciudad maravillosa. Fue una excelente decisión haber ido a la ciudad de ustedes, allá viví en 1 Norte con 6 Poniente. Muy bella…”

Es el recuerdo de JOHNNY ARMANDO ASHWELL FERNÁNDEZ (nacido el 1 de febrero de 1954 en Encarnación del Paraguay), ex lateral derecho de la “U” y Everton que nos abre su oficina del estadio Santa Laura. El gerente general de Unión Española, hombre sensato y gentil -y siempre con sonrisa franca-, sigue añorando así con la CASA DEL DEPORTE desde su escritorio ubicado en la calle Julio Martínez Pradanos…

“Hicimos muy buenas campañas en Everton, fuimos campeones de la Copa Chile ‘84 con don Fernando Riera y el ‘85 peleamos el campeonato palmo a palmo con Cobreloa, hasta la última fecha. Jugué de central con Leonel Contreras en un equipo en el que estaban Domingo Sorace, el ‘Chicho’ García, Belisario Leiva, Jaime Baeza, el ‘Fantasma’ Figueroa, el ‘Loco’ Juan Rojas, el ‘Trapo’ Washington Olivera, la ‘Fiera’ Luis Alberto Ramos, Pedro Pablo Díaz… Un privilegio haber jugado en Viña del Mar. Riera me invitó a participar, fue una muy buena decisión…

“Teníamos el privilegio de jugar y entrenar en Sausalito, en ese entorno bellísimo. La municipalidad tenía muy buenas relaciones con el Everton, siempre las ha tenido, salíamos a correr alrededor de la laguna, imagínate qué maravilla. Nelson Oyarzún, que me dirigió en la ‘U’, decía que las sensaciones flotantes o las ansiedades se calmaban con el entorno de Sausalito. Ojalá lo reabran pronto para que en él se juegue la próxima Copa América”.

Usted hizo toda su carrera como futbolista en Chile…

El ’74 llegué a estudiar a la Universidad de Chile y me fui a probar, estaba Ulises Ramos como entrenador y como ayudantes Leonel Sánchez, Carlos Campos, Braulio Musso… Claro, con nosotros entrenaban César Antonio Santis y Martín Vargas en el estadio Recoleta, en el ‘78 y ’79, cuando nos dirigía el “Consomé” Oyarzún y Luchito Ibarra. Son fanáticos del club. Teníamos un gran plantel, no ganamos ningún torneo nacional lamentablemente, pero sí un par de Copas Chile y jugamos las Libertadores del ’77 y ’81.

Mencione a esos protagonistas que son nostalgia de un bello pasado del fútbol local. La CIUDAD DEL DEPORTE admira y RESPETA la historia.  

Hugo Carballo era el arquero y estaban Pellegrini, Alberto Quintano, Vladimir Bigorra, Juan Soto, Juan Koscina, Jorge Socías, Arturo Salah, el “Negro” (Héctor) Pinto, Jorge Luis Ghiso… El “Bambino” (Héctor) Veira jugó el ’77 y después Héctor Hoffens, Sandrino Castec, el brasileño Liminha. Fueron años muy buenos y lindos, y te decía, con excelentes técnicos: el “Tata” Riera, Nelson Oyarzún, Lucho Ibarra…

Antes de debutar por los azules fue a préstamo…

Fui a La Calera y a O’Higgins, y volví el ’76. Por La Calera jugué mi primer encuentro profesional, contra San Felipe pocos días después del Mundial de Alemania Federal ’74. En Paraguay hice todas las divisiones inferiores, en Olimpia, club del que soy hincha. En la “U” jugué hasta el ’83 y terminé en Everton, en enero del ’87, en un partido en Sausalito.

La “U” -está dicho- tuvo un gran plantel esos años y calificados técnicos. Fue compañero de Manuel Pellegrini. Clasifique al entrenador del Manchester City.

Manuel era centrado, pensativo e inteligente para jugar. Era criticado pero fue titular inamovible durante doce años. No hizo inferiores, tenía un déficit de formación que lo suplió con profesionalismo. Tenía mucho físico, algo ventajoso como defensa central, hizo una gran dupla con Quintano… Ashwell, Pellegrini, Quintano, Bigorra, imagínate, había que ser valiente para pasar por ahí (sonriendo)… Era un obrero del fútbol, como yo. No fuimos virtuosos, pero cumplíamos funciones a cabalidad. En el fútbol también son importantes los cumplidores y regulares, no solamente los que deslumbran. Y como entrenador, ni hablar. Manuel es un “Tata” Riera desarrollado y avanzó más que don Fernando, claramente.

Previo a hablar de la Selección, ¿en qué está hoy, Johnny?

Llevo cuatro años como gerente general de Unión Española, una gran institución, propiedad de la institución SEK de Jorge Segovia, quien ha hecho mucho por el fútbol chileno. Ahora me siento más rojo que nunca, más rojo que azul (sonríe). Tuve una muy bonita historia en la “U” y en Viña, y hoy estoy dedicado totalmente a este club. Espero obtener los títulos que no conseguí con la “U”, Unión tiene el estadio más antiguo de Chile y es el segundo club con más años después de Wanderers. Santa Laura es muy lindo y grande, ojalá el nuevo Sausalito sea igual de hermoso y moderno.

Selección nacional

El “Inglés” Ashwell, defensor que derrochaba aplicación y temperamento -“fiero en la marca como buen guaraní”-, diagnostica como un chileno más a la Roja de los últimos tiempos y al concurso que le cupo en el Mundial. Sus trece años dentro de las canchas y sus cuarenta en su segunda patria le dan autoridad…

“El fútbol chileno ha pegado un salto cualitativo en intensidad y esfuerzo físico, manteniendo su tradicional nivel técnico. En el concierto mundial se le conoce por su buen pie, en toda la historia ha tenido grandes jugadores, virtuosos, a eso ha agregado lo que pide hoy la competencia internacional: velocidad, disciplina, táctica, jugar con y sin pelota… Eso ya se vio con Bielsa, y Sampaoli lo siguió desarrollando. Hay ritmo y voluntad sumado a lo básico que es lo técnico, esencia que no se puede dejar de lado. Todo eso se demostró en Brasil, Chile no es sorpresa, se paró de igual a igual con grandes selecciones, eliminando a España nada menos.

¿Qué paso contra Holanda y Brasil?

Tuvo mala fortuna la Selección, la suerte también juega a veces en el fútbol. Con Holanda se hizo un buen encuentro y si Pinilla piensa un poco más y no hubiera tirado a matar, esa jugada termina en gol. Te garantizo, si en esa oportunidad hubiese estado Vargas o Sánchez, era gol.

El 2-0 a España lo ponderó todo el mundo. ¿Es la mejor actuación histórica de la Roja?

En el Mundial del ‘62 se ganó a Rusia, Italia y a Yugoslavia… A Italia, cuando Leonel Sánchez pegó el combo (ríe)… En ese entonces, Rusia y Yugoslavia eran verdaderas potencias mundiales. El 2-0 está dentro de los tres resultados más importantes de la historia… Sí, el triunfo ante España es la mejor actuación chilena, se ganó al campeón defensor jugando excelente.

Los penales están dentro del reglamento de un Mundial, se sabe que tras un empate se define por esa vía. ¿Se deben practicar?

Yo soy ingeniero comercial y ex futbolista, no entrenador… Hay muchas teorías y éstas se validan con el resultado final. Sampaoli aplicó la suya y estimó que no era necesario practicar, tal vez tenía mucha confianza. Es un momento especial que decide el jugador que está mejor anímicamente. Nosotros hemos tenido montones de jugadores que en los entrenamientos las ponen al ángulo y que en el partido cambian lo practicado, los pierden. Son parte del reglamento, no hay verdad absoluta en el tema, pero mi opinión, como buen ingeniero, es que sí hay que practicar. No son lotería, hay mucho de frialdad y de clase en ese momento.

Chile jugó bien, concitó los elogios de la crítica especializada, pero no superó las campañas realizadas en Francia y Sudáfrica. Se despidió en segunda fase.

El sabor que deja la historia se recuerda y se mide por los resultados, prefiero jugar no tan bien y clasificar. Lo que queda es el resultado final. Nosotros queremos ganar, voy a armar el equipo para clasificar, no para gustar, dicen los técnicos de Alemania, Argentina, Holanda. Chile dejó un mejor sabor, ilusionó mucho más que en otros mundiales, pero llegó a lo mismo. Hubo también más desilusión en la gente. Vamos en buen camino, hay que seguir la misma senda para hacer una buena Copa América y Eliminatoria.

¿Cuál es su balance de esta Roja impetuosa, irreverente, con convicción…?

Esta es una generación de primerísimo nivel, una generación dorada. No hablo de uno sino de diez o doce jugadores de primerísima calidad actuando en los mejores equipos o ligas del mundo. Bravo, Vidal, Sánchez, Isla y el resto está en clubes de primer orden mundial. Jugar en el Bernabéu o en el Camp Nou les permite no asustarse en el Maracaná. Este grupo es comparable con el “Ballet Azul” de la Chile, tal vez. Las selecciones anteriores tenían grandes figuras, Salas, Zamorano, el “Coto” Sierra, pero el resto no era de este nivel.

Cuarenta años lleva usted en Chile. ¿Es esta la mejor Selección que ha visto?

Sí. De las que yo he visto desde 1974, es la mejor.

¿Hay un antes y un después de Bielsa y Sampaoli, se nota la conducción de ambos?

No hay dudas y ahí difiero de las opiniones de por qué traen técnicos extranjeros, algo que hace bien a nuestro fútbol cuando se trata de rotundos aportes. El técnico nacional tiene que aprender de lo bueno que viene de afuera… ¡de lo bueno! Uno no es dueño de la verdad y aquí en Chile eso hace cambiar la inercia que hay. Los entrenadores, en su gran mayoría, han sido jugadores, tenían su costumbre, sistema, manera de jugar, lo que repiten cuando llegan a dirigir. El que fue flojo como jugador, será flojo como técnico y los especialistas externos traen nuevas ideas, métodos de trabajo y experiencias que ayudan a levantar el nivel. Se ve en la generación joven, en el “Coto” Sierra, Héctor Tapia, Mario Salas… También hay extranjeros mediocres y malos, hay que tener cuidado con lo que traemos, debemos privilegiar la calidad, no la cantidad. Es absolutamente positiva la llegada de Bielsa y Sampaoli, el nivel está a la vista.

Al tenor de una exigua segunda ronda, ¿comparte tantos homenajes, existe un triunfalismo excesivo? Claudio Bravo y Gary Medel reconocieron: “No ganamos nada”.

Hay una desproporción absoluta, la gente está ávida de gloria y de ídolos, no hay que ser ni tanto ni tan poco. El mérito, innegable, hay que valorarlo en su justa dimensión, pero llegar a ese nivel no me parece. No han ganado nada todavía, esa es la verdad. Lo reconocen Bravo, Medel, Sánchez. Don Fernando Riera, que logró un tercer lugar, tiene más méritos que las figuras que hoy postulan a calles. A Leonel Sánchez, goleador de un Mundial, Honorino Landa, “Tito” Fouillioux, a los del ’62, nadie los ha superado. Tampoco a Marcelo Ríos, González, Massú… Es que a la gente le gusta sacarse la foto delante de gente exitosa.

Esposo y padre de viñamarinos, el “Paragua” JOHNNY ASHWELL ha descrito a la CIUDAD DEL DEPORTE el hoy del fútbol local y del representativo nacional. Y un pretérito que lo tuvo como fijo en las alineaciones de la “U” y de Everton, prodigando marca, fiereza y proyección ofensiva. “Tengo cinco nietos y dos hijos mayores de mi primer matrimonio, Felipe y Joan”, devela en la despedida un agradecido de Viña del Mar, otro señor del fútbol que transita por las páginas de la CASA DEL DEPORTE.

Ashwell, el día después del suspenso inapelable, de la sentencia del destino que proclama a Alemania campeón de la XX Copa del Mundo. Cita que nos dejó, junto con un monarca brillante, a un anfitrión -un bluff- que afrentó a un pasado glorioso y a astros que encandilaron al planeta con su juego bonito: Pelé, Garrincha, Didí, Rivelino, Jairzinho, Nelinho, Zico, Sócrates, Falcão, Romario, Ronaldo, Ronaldinho… no merecen el insulto. Ese 7-1, el Mineirazo del 14, aún no lo creen. Pellízquenlos…

Y ya sentados en el rincón de la tranquilidad, después de las emociones que nos dio la GRAN FINAL de una GRAN COPA, debemos premiar a los hombres, no sólo trasandinos y germanos, que brindaron al fútbol su categoría de espectáculo INIGUALABLE. Chile, Colombia, Costa Rica, James, Götze y su zurda noqueadora… quedarán, invariablemente, en el almanaque de los mundiales.

Por Mario Ramírez Escudero

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