LEONEL SÁNCHEZ: «yo soy el número uno… Hay que quererse, con todo respeto»

 «Justicia divina, justicia divina…», relató don Julio Martínez Pradanos el domingo 10 de junio de 1962, en Arica, cuando Leonel Guillermo Sánchez Lineros – simplemente Leonel – siniestró el arco del soviético Lev Yashin, «La Araña Negra», con un misil letal que abrió la senda de un triunfo imperecedero para el fútbol nacional. Fue el 1 – 0 de una victoria histórica de 2 – 1 sobre el seleccionado de la Unión Soviética, que permitió a Chile avanzar a semifinales de la ronda final de la Copa Jules Rimet. Ese día, se cumplían seis años del gigantesco logro conquistado en Lisboa, en el congreso de la FIFA, por «Los Cuatro Mosqueteros» chilenos, liderados por el dirigente Carlos Dittborn Pinto, quien con una escueta alocución sorprendió al mundo: «Porque nada tenemos, todo lo haremos». Con estas palabras, la delegación nacional integrada por Dittborn, Ernesto Alvear Retamal, Manuel Bianchi Gundián y Juan Pinto Durán, trajo a Chile, el 10 de junio de 1956, la fase final del máximo certamen de naciones. Finalizada la votación, se escuchó en la capital portuguesa: «Pour le Chili, treinte deux. Pour l’ Argentine, dix…» O sea, nuestro país obtuvo 32 preferencias contra 10 de Argentina. El Mundial ya era realidad, a pesar del devastador terremoto que cuatro años después, el sábado 22 de mayo de 1960, sacudió a Chile, principalmente a Valdivia, con una poderosa fuerza que alcanzó como NUNCA los ¡9.5 grados Richter! Pasaron 45 días y el augusto Presidente Jorge Alessandri Rodríguez escribió una misiva a Sir Stanley Rous, titular de la Fifa, garantizándole que Chile cumpliría con la palabra empeñada en junio de 1956: organizar la séptima edición de la Copa del Mundo. Y el 28 de abril de 1962, ¡33 días antes del inicio del torneo!, murió de un infarto a los 41 años de edad, Carlos Dittborn Pinto. No pudo ver SU Mundial. Uno de los grandes actores de «Chile ’62», Leonel Sánchez, el mortero de la U. de Chile, el zurdo que tenía dinamita en su pie y botín número 39, recibió a la Casa del Deporte de Viña del Mar en el hermoso Estadio «Leonel Sánchez Lineros» de la Municipalidad de Recoleta. En medio de un escenario polifacético, con piscina, moderna pista atlética, prolija cancha de fútbol, gimnasio impecable y en un paraje muy quieto y plácido, el máximo ídolo azul nos brindó más de dos horas, de 16.10 a 18.25. Podemos conversar mucho con usted, Leonel. ¿Por dónde empezamos? – Bueno, te cuento que debuté el año 53 por la «U». Fue en el estadio Santa Laura contra Everton, el equipo campeón del 52. Empatamos a 0…Yo tenía 17 años. Jugué de «11», como siempre. ¿A qué edad llegó a la U, cuántos años estuvo? – A los 11, el 47, y estuve hasta el 69…Saca la cuenta. Y gané seis títulos: el 59, 62, 64, 65, 67 y 69, en la época del «Ballet Azul». Pocos recuerdan que usted jugó en Colo Colo, el archirrival, y que fue campeón. – Sí, en 1970 pasé al Colo y jugamos una final extra con Unión Española. El año anterior el «Ballet Azul» había ganado su último título. Esa final con Unión fue dramática, se jugó con alargue el 27 de enero de 1971, con 71.335 hinchas en el Estadio Nacional. ¿Qué recuerda de ese partidazo? – Imagínate, yo por el Colo y (Francisco) «Chamaco» Valdés, símbolo de Colo Colo, por la Unión. Fue la noche de (Elson) Beyruth, ganamos 2 – 1… En el alargue – a los 110′-, Beyruth anotó el 2 – 1 que no se pudo ver por televisión, porque justo cuando hace el gol, un hincha se para y tapa la cámara. ¿Por qué se fue a Colo Colo? La gran hinchada de la U lo acusa de traidor. – Porque soy profesional…De la U me echó el presidente Héctor Pilassi, quería que firmara contrato antes de pagarme el año 70. Yo tenía contrato por dos años más en la U. Soy profesional…Cuántos han jugado en los dos club, muchos, tú sabes. No fui traidor, me fui por ese dirigente. Muchos jugaron por los dos… En el Colo estaba de técnico (Enrique) «Cuacuá» Hormazábal, quien me pidió de refuerzo para una gira a Bolivia. Volvimos a Santiago y firmé. «Cuacuá» dirigió las tres primeras fechas y después asumió Francisco Hormazábal. El «Gringo» Adolfo Nef, por ejemplo, integró el Ballet y el Colo Colo ’73, los dos mejores equipos de nuestra historia. El «Pato» Yáñez jugó por la U el 90 y el 91 fue campeón de la Libertadores. Sergio Navarro y Jaime Ramírez Banda, que actuaron por el Ballet, también defendieron a los albos. Fabián Estay, Severino Vasconcelos, Rodolfo Moya…Son varios. Bueno, ¿cuántos años estuvo en Colo Colo, Leonel? – Uno nomás. El 71 jugué en Palestino y el 72 y 73, en Ferroviarios. Ahí me retiré a los 37 años. ¿Por qué no firmó en el Milán de Italia? – Porque los italianos habían ofrecido, primero, 250 mil dólares por tres años, a mí me daban 50 mil. Fui a Italia, jugué tres partidos y ganamos un campeonato amistoso. Pero allá bajaron el precio a 35 mil para mí y 200 para la U… No acepté. Me daba lo mismo, si acá estaba bien, la U es lo más grande, todo lo que tengo se lo debo a ella. Leonel, nacido el 25 de abril de 1936 en Santiago («nací y me crié en en el barrrio Bustamante con Irarrázaval», afirma el guapo delantero), hijo de María y Juan, campeón sudamericao de boxeo – en categoría pluma -, hermano de Olga (mayor que él) y casado con Gloria Encina Gutiérrez, su segunda esposa, tiene cuatro hijos y 12 nietos, con los que disfruta en su comuna de Recoleta, en su residencia de Av. Einstein. Es el futbolista que más veces vistió la camiseta de la Selección con 84 presencias, seguido por Alberto Fouillioux Ahumada, con 70, y es el cuarto goleador histórico de la Roja con 23 cifras, detrás de Marcelo Salas Melinao (37), Iván Zamorano Zamora (34) y de Carlos Caszely Garrido (29). Además, jugó dos mundiales, el del 62 e Inglaterra 1966. «No nos fue bien», reconoce Leonel: «En Sunderland perdimos 2 – 0 con Italia, empatamos a 1 con Corea (del Sur) en Middlesbrough (Rubén Marcos Peralta, ‘El siete pulmones’, anotó de penal) y nuevamente en Sunderland, perdimos 2 – 1 con Unión Soviética (Marcos señaló otro penal para el 1 – 1 transitorio)». Pedro Araya, puntero derecho, jugó con el número «1» ese Mundial. Lo vimos en un cine de La Florida, Santiago, cuando «ADN Deportes» – 94.1 FM en Viña del Mar -, el programa dirigido por Rodrigo Hernández Rojas y por el genial Carlos Costas Moreno, emitió tres juegos de la Roja en mundiales: con Brasil en 1962, Corea en 1966 y con la RDA (Alemania Democrática) en 1974. El miércoles 30 de mayo de 1962, Chile debutó a las 15 horas contra Suiza, con una asistencia de 65.006 personas que vieron la salida del local, por el túnel norte del Estadio Nacional, y con camiseta blanca. En tanto, en el Sausalito de Viña del Mar, a la misma hora, Brasil, el campeón, ganó 2 – 0 a México con goles de Pelé y Zagallo, presenciados por 10.484 hinchas. ¿Cómo fue el primer partido frente al cerrojo suizo? – Difícil…A los 8′ perdíamos 1 – 0 (gol de Wüthrich), pero terminado el primer tiempo empaté yo, después Jaime Ramírez puso el 2 – 1 y yo marqué el 3 – 1 final. Claro, hubo cuatro partidos a la misma hora, los cuatro…En Rancagua, Arica y en Viña. El segundo compromiso fue duro, caótico…Se «jugó» el sábado 2 de junio con Italia, «La Batalla de Santiago»; mientras en el Sausalito los dos finalistas, Brasil y Checoslovaquia, empataron en blanco y se lesionó Pelé luego de disparar al arco laguna, quedando al margen para el resto del campeonato… Es mucho lo que nos puede decir del pleito con los italianos, Leonel. – Sí, un partido con muchas historias, muy difícil, duro, polémico…ganamos 2 – 0 con un cabezazo de Jaime Ramírez y el otro gol de Jorge Toro. Le pegué a (Mario) David y al (Humberto) «Bocha» Maschio, argentino nacionalizado. No sé qué les pasó a ellos… ¿Por qué los golpeó? – A David porque me pegó fuerte cuando yo pisaba la pelota en un córner…Estábamos cuidando el 1 – 0. Y a Maschio, porque él le pegó sin pelota a Eladio Rojas. Alguien me dijo quién fue y cuando lo encontré, le pegué el puñete. Tito Fouillioux le dijo a Maschio «te metiste con el menos indicado (reimos)». Creemos que a usted lo debió expulsar el juez inglés Kenneth Aston. ¿Está de acuerdo? – Sí, de todas maneras…Es que ellos no jugaron, nos miraron en menos, incluso no jugaron Cesare Maldini (padre de Paolo), Lorenzo Buffon (tío de Gianluigi, actual arquero), Gianni Rivera, un crack, Enrique Omar Sívori, otro argentino… Se toparon con el emblema ultradefensivo del fútbol italiano, el famoso «catenaccio» (N del R.: catenaccio es «candado» en italiano), clásica característica del balompié de la península. Siguiendo Leonel, el miércoles 6 cayeron 2 – 0 con Alemania Federal, fueron segundos en su grupo y debieron ir a Arica, al estadio Carlos Dittborn, donde el domingo 10 vencieron con goles memorables a la Unión Soviética. 17.268 hinchas vieron desde las 14.30 horas ese legendario cotejo. Mucho que evocar, también, ¿o no? – Por supuesto. Ese día no lo olvido…Como a los 10′ anoté el 1 – 0, el tiro libre que le hice a (Lev) Yashin. Lo iba a tirar Jorge Toro y le dije «déjamelo ‘Chino’, me tengo mucha fe». Y le pegué a tres o cuatro dedos y salió un golazo, casi sin ángulo. Julito Martínez, que estaba atrás del arco, cerca de la cancha, vio que el foul a Armando Tobar fue dentro del área, ¡»pénal»!, pero el árbitro (Leo Hörn, holandés) cobró afuera. Por eso Julito dijo justicia divina…Después nos empatan (Igor Chislenko) y Eladio Rojas hizo el 2 – 1, con un tiro fuerte, abajo. El mío es uno de los más importantes de la historia… Junto – creemos – con el de Eladio Rojas Díaz a Yugoslavia, que nos dio el tercer lugar, y al de Marcelo Salas en Londres, Wembley, en 1998. Por factura, por el matemático pase de 40 metros de José Luis Sierra Pando, por la amortiguación y definición del «Matador», a lo Pelé, éste debe ser el mejor. Además, por el rival y escenario, La «Catedral del Fútbol Mundial». ¡Un súmmum! Cuando la Roja volvió desde Arica a preparar la semifinal con Brasil, se vivió una anécdota en la casona de Av. Colón con Hernando de Magallanes, lugar de concentración de Chile, que Leonel la quiere narrar: «Estábamos desayunando y llegó don Jorge Alessandri a felicitarnos por el triunfo en el norte. El mozo, que era sureño, no lo conoció y le dijo que no podía pasar…Si quiere, espere en la sala de diarios y revistas. Mientras él leía El Mercurio, no podía leer otro diario don Jorge, el mozo le avisó a don Fernando (Riera)…Que espere, dijo don Fernando. Era el Presidente. Llegó solo en su auto…Si siempre andaba solo, es cierto que muchas veces caminaba desde su departamento de calle Philips hasta La Moneda…Nos dijo, gracias por la victoria y a seguir trabajando». El Mundial continuó para Chile el miércoles 13, día en que 76.594 almas controladas reconocieron la supremacía de Brasil, que en una semifinal derrotó 4 – 2 a los nuestros. ¿Era mucho Brasil, Leonel? – Un tremendo equipo, extraordinario, y eso que no estaba Pelé. Garrincha y Vavá nos hicieron dos goles cada uno, y yo hice de penal uno y Jorge Toro, de tiro libre, le hizo un golazo a Gilmar…Ahí le devolví el tiro de Arica porque éste lo iba a tirar yo. Llegó el memorable sábado 16 de junio. A las 14.30 y con 66.697 privilegiados testigos en el Estadio Nacional, animaron la disputa del tercer puesto con Yugoslavia… – Fue complicado, teníamos lesionados y suspendidos…Jugó Adán Godoy al arco, el (Humberto) «Chita» Cruz, Manuel Rodríguez, Carlos Campos. Aprovecharon su oportunidad y ganamos 1 – 0. Sí, el gol de Eladio (Rojas) fue casi en los descuentos, porque después de festejar, ellos partieron y el partido terminó. Eladio corrió por el centro hacia el arco norte y, sí, la pelota iba para adentro. Tiró, el arquero (Milutin Soskic) iba para su derecha y un defensa (Vladimir Markovic) se la desvió. Fue una gran alegría, un gran y largo esfuerzo (se emociona Leonel). Leonel fue uno de los seis goleadores del Mundial, con cuatro anotaciones, junto al soviético Valentin Ivanov, el yugoslavo Drazan Yerkovic, el húngaro Florian Albert y los brasileños Edvaldo Izidio Neto, «Vavá», y Manoel Francisco dos Santos, «Mané Garrincha». Recuerda el Zurdo de Recoleta: «En una comida, cada scorer (goleador) sacó una bolita para ganar el trofeo de scorer y la premiada la sacó Garrincha. Me alegré por él, porque además fue el mejor jugador…En Viña jugó cuatro partidos, tú te debes acordar». Sí, descolló en cuatro y el mismo día que Chile dio cuenta de la «CCCP (Unión Soviética)», cautivó a un perro que se trajo a Santiago y después lo llevó a Río de Janeiro. 17.736 aficionados llegaron al Municipal Sausalito a ver el singular capítulo del cachorro y el 3 – 1 de Brasil a Inglaterra… Con la U también vivió jornadas inolvidables, usted. Fue campeón, goleador, le ganaron al Santos de Pelé, a Peñarol…¿Cuál es el título más importante de los seis que usted levantó? – El primero del Ballet Azul, el 59…En final extraordinaria le ganamos 2 – 1 a Colo Colo (miércoles 11 de noviembre, 50.474 personas en Ñuñoa, dónde más), con un tiro libre mío de 40 metros al (Misael) «Flaco» Escuti, y con un gol del argentino Ernesto Alvarez…Juan Soto, «Niño Gol» le decían, hizo el del Colo. El 59 levantaron un telón inolvidable que bajaron en 1969, año en que el Ballet Azul alcanzó su último cetro, brindando la última función con, entre muchos otros, Américo Jorge Ramón Spedaletti y Ulises Ramos, el técnico. – Fueron años maravillosos. Con don Luis Alamos ganamos cuatro campeonatos, el 67 fuimos campeones con el «Conejo» Alejandro Scopelli y el 69, con Ulises Ramos, año en que llegó Spedaletti. ¿Qué más le puedo pedir a la vida, Mario (sic)? Usted perdió sólo seis penales en 20 años. Hubo dos que falló el domingo 26 de julio de 1959, un día después que murió un hijo suyo recién nacido. ¿Qué pasó, por qué jugó? -…Don «Lucho» (Alamos) me dijo que de mí dependía jugar…Yo quería olvidar, distraerme, saber aguantar. Perdimos 1 – 0 con Magallanes en el Estadio Nacional y los dos ‘pénal’ me los atajó Mario Ojeda, uno en cada arco. ¿Cómo surgió la frase «que gane el más mejol»? ¿No le molesta, no? – No… Fue el año 60 ó 61, antes de un partido importante. No me acuerdo si era con la UC o Colo Colo. Estábamos calentando con el profesor Gustavo Graef, quien nos exigió con piques largos y fuertes, agotadores. Mientras respiraba agitado, un reportero me puso el micrófono preguntándome por un pronóstico…»Que sea lo que Dios quiera y que gane el más mejol», le respondí. Se me salió, en todo caso, ‘no estoy ni ahí con eso’. ¿Qué significan para usted doña Sol Letelier González, alcaldesa de Recoleta; Gonzalo Cornejo Chávez, ex edil de la misma; la diputado Claudia Nogueira Fernández, el concejal Marcelo Teuber Carrillo, Oscar Fabbiani Venturelli y «Chamaco» Valdés Muñoz? – Mucho. Disfruto mucho haciendo clases a los niños de Recoleta en las escuelas de fútbol que ellos crearon. La señora Sol, la alcaldesa, le puso a este estadio «Leonel Sánchez Lineros» (el 15 de mayo de 2009), imagínate, ¡en vida! Y hace ocho años, don Gonzalo Cornejo y la señora Claudia Nogueira me trajeron a trabajar acá…Les debo mucho, también a Marcelo Teuber, gran muchacho, por todo el apoyo que me han dado. Y he tenido el tremendo gusto de trabajar en estas escuelas con dos cracks como Fabbiani y con el «Chamaco»…Qué pena lo del Chamaco, era muy joven (murió el 10 agosto del año pasado a los 66 años). Debajo de unos árboles que mitigan el intenso calor de Santiago, y que invitan a seguir escuchando a Leonel – un deleite -, quien no cesa de rememorar desde el Estadio Recoleta, nos señala sus mayores alegrías: «El primer título del Ballet, el 59. Ganamos 2 – 1 e hice un lindo gol al «Flaco» Escuti, que quedó en la historia… El gol en Arica al mejor arquero del mundo, el gigantón Yashin, y haber sido scorer del Mundial y tercero del mundo…Creo que es muy difícil que una Selección nuestra salga tercera en un Mundial. Su opinión de Fernando Riera Bauzá. – ¡Uhhh! Un «10 doble». Extraordinario, muy aplicado, estudioso, amigo, aunque al principio era bien fregado. Sabía mucho, un caballero tremendo. De Luis Alamos Luque, el «Zorro». – Maestro extraordinario, mi segundo papá…Un «10,10» también. Con él gané cuatro campeonatos. ¿Sí? No sabía que don «Lucho» era el técnico con más títulos en primera (cuatro con la U, uno con Colo Colo). De Manuel Pellegrini Ripamonti, hombre azul. – Gran persona. Se las «machucó», tuvo la suerte de hacer el curso de técnico con don Fernando (Riera), su maestro…Son muy cercanos. Estudió en Europa también. Era tieso, alto, aplicado, fuerte…Siempre fue titular en la U, durante 13 años. Muy importante en el club. Yo lo dirigí el 85 u 86. De Marcelo Bielsa Caldera. – No estoy para opinar de él todavía. Le deseo mucha suerte, es muy caballero, decente. Los mundiales son muy difíciles….Clasificó sin problemas. Que le vaya bien, está difícil, el debut es vital contra Honduras. ¿Cuál fue el mejor jugador que vio, Leonel? – Uno solo me llenó, Pelé. Completo, genial, buen amigo: cuando viene me regala cosas, como una pelota Umbro que la usa un nieto. Después, Garrincha…Fuera de serie, no sabías qué iba a hacer con la pelota. ¿Qué es Maradona para usted? – No, un mal ejemplo. Hizo un gol con la mano y lo dijo muy tarde, no fue honrado…Es un drogadicto, alcohólico, lo echaron de…Nápoles. Ningún ejemplo. Pelé es querido en todo el mundo. ¿Quién fue el mejor jugador chileno? – …¡Yo!, el número uno. Hay que quererse, con todo respeto. «Cuacuá» Hormazábal fue otro grande, pícaro, guapo, hacía goles…Lo mejor que he visto. Fue el maestro de «Chamaco»…El «Negro» Muñoz, sí, Manuel «Colo Colo» Muñoz era muy bueno… (René) Meléndez, de Everton, que fue mi compañero en la U, fue un gran jugador, le pegaba con los dos pies, goleador, tenía una gran calidad… Mario Moreno, gran ‘wing’ derecho, por algo lo bautizaron Superclase. ¿Y Elías (Figueroa), Marcelo Salas, Iván Zamorano…? – Tres grandes que también están en la historia. ¿Cómo se ha portado la U con usted? – Muy bien, estupenda…Soy un símbolo del club, más que Marcelo Salas, sin desmerecerlo. Soy más, gané más títulos, hice más goles, llegué a los 11 años…Estuve 22 años en la U. Después fui entrenador, ayudante, estuve en inferiores… ¿Vive bien usted, Leonel? – Con el favor de Dios, sí. No tenemos dramas…Soy sano, nunca fumé ni tomé. Fui un poco «bandido», pero ahora soy muy casero. ¿Siempre fue hincha de la U? – No, a mí me gustaba Santiago Morning por Raúl Toro Julio, un goleadorazo, gran jugador. El «Shago» fue campeón el 42, cuando yo tenía seis años…A los 15, ya era de la U. ¿Recuerda algo del Estadio Sausalito? – Me llenó de satisfacción cuando don Fernando Riera, el año…83, 84, cuando era el técnico de Everton, me llevó a unos entrenamientos del equipo para enseñarles a los jugadores cómo pegarle a la pelota…Tiré tiros libres, centros, pénales. Fue una experiencia muy bonita; cómo no si me llevó el «Maestro». Es algo que no olvido de Viña del Mar. Conversador inagotable, Leonel. Muy grato encuentro con el ídolo en el recinto que lleva su nombre, gracias a la ejemplar gestión de la autoridad mayor de Recoleta, la alcaldesa Sol Letelier González. Muchas gracias por su tiempo, Leonel, y lo mejor para usted en lo privado y recoletano. Un gran placer verlo muy bien. – Gracias a ti, me emociona mucho que me hagan pasar un rato tan lindo hablando de lo mío. Gracias a la alcaldesa Reginato, quien ha hecho un gran trabajo municipal en Viña, que todo Chile conoce…Es una gran mujer. A tu jefe (Javier)…Aravena (director de la Casa del Deporte), que tú me dices que él elige a los entrevistados contigo… Sigan trabajando con los niños especialmente, ellos son el futuro y muchas gracias por acordarse de mí. Me emocionan. Ídolo, bimundialista – 62 e Inglaterra 66 -, goleador, guapo, temido, campeón con la U 1969 y Colo Colo 1970 (inédito, quién más en dos años). Por él, don Julio Martínez Pradanos inmortalizó el «Justicia Divina» y otros relatores narraron innumerables veces «Centro de Leonel, Gol (cabezazo) de Campos». Dueño de una zurda fulminante y devastadora. ¡Cómo sería con los balones de hoy!… Simplemente, Leonel. M.A.R.E